Atún claro
El atún en conserva es un alimento nutritivo y saludable. Aporta proteinas (20%-24 %, tantas como la carne) de gran valor biológico, es poco graso (10%-12%) y no muy energético, unas 200 calorías cada cien gramos de producto escurrido.
Y posee, en proporción superior a la mayoría de pescados, grasas poliinsaturadas “ácidos omega 3″ a los que se atribuyen efectos beneficiosos ante ciertas enfermedades cardiovasculares.
Además, es buena fuente de minerales (destaca el yodo) y vitaminas (especialmente, la D). Mediante una técnica de determinación del ADN, el laboratorio comprobó la especie a que pertenece la materia prima de cada muestra. Una normativa que entró en vigor el 5 de junio de 2000 obliga a que las latas que se denominan “atún claro” contengan exclusivamente Thunnus albacares (conocido como yelowfin). Para latas elaboradas con otras especies (excepción hecha de las de bonito, claro está), se impone la denominación “atún” a secas.
Dentro de los túnidos, el mercado ofrece distintos tipos: bonito, atún claro y atún. Se considera al bonito como el de mejor calidad, seguido por el atún claro y, detrás de este, el atún. El precio sigue este mismo orden. El atún en conserva está compuesto por trozos de atún limpio y eviscerado, que se elabora a partir de atún fresco refrigerado con hielo o congelado a una temperatura de -18°C o aún menor. Se envasa en latas con líquido (en este caso, aceite) y se somete a un tratamiento térmico de esterilización que lo convierte en un producto microbiológicamente seguro y de larga duración.