Decálogo de consejos al paciente con dermatitis atópica

Los consejos incluidos en este decálogo son:

1.- Evitar factores que pueden desencadenar un brote de dermatitis atópica, como temperatura excesiva, humedad escasa o contacto con ciertos tejidos, como lana o seda.

2.- La exposición de las zonas dañadas al sol podría resultar beneficiosa, siempre y cuando el paciente no esté siendo tratado con antihistamínicos orales o tópicos.

3.- No se considera necesario evitar el consumo de determinados alimentos, si bien algunos de ellos, como las fresas, marisco o las bebidas estimulantes podrían favorecer el prurito. Sólo se evitarán estos alimentos si se comprueba que su consumo empeora los síntomas.

4.- Evitar el rascado de las lesiones. En los niños pequeños, es aconsejable cortarles las uñas.

5.- Aislar las lesiones dérmicas con ropa o guantes ligeros, que no aprieten y permitan la transpiración. El algodón es uno de los tejidos más adecuados.

6.- Los tratamientos con medicamentos no sustituyen la necesidad de un adecuado cuidado de la piel.

7.- Bañarse con agua templada, durante unos 20 minutos. La adición de sustancias emolientes, como la avena, al agua del baño podría mejorar el estado de la piel.

8.- Se aconseja emplear un jabón de pH ligeramente ácido, y sin agentes irritantes.

9.- Tras el baño, secar la piel sin frotar, con la ayuda de una toalla suave, y se aplicará una crema emoliente.

10.- Fármacos como los corticoides y los inmunosupresores se han mostrado eficaces para eliminar los síntomas de las crisis. Pero hay que seguir las recomendaciones del médico para que se usen con las mayores garantías de seguridad posibles, especialmente en cuanto a la dosis.

Acné: prácticas saludables

El acné es una inflamación crónica de la piel que aparece generalmente con la adolescencia, cuando el incremento del nivel de hormonas hace que las glándulas de la piel produzcan más grasa.

En la prevención y tratamiento del acné.  Podemos encontrar una amplia gama de productos que consiguen eficazmente regular la secreción sebácea, evitar la obstrucción y disminuir el crecimiento bacteriano.

Consejos a seguir, una serie de prácticas saludables antes de plantearse cualquier forma de tratamiento:

  • No utilizar ningún cosmético graso.
  • No manipular o presionar las lesiones.
  • Evitar la sudación y el exceso de hidratación.
  • Mantener una buena higiene de las zonas afectadas.
  • El principio del tratamiento es la limpieza del exceso de sebo, con un lavado con agua y jabón neutro dos veces al día; secando la cara con una toalla suave.
  • Protegerse adecuadamente del sol con productos libres de grasa.
  • No utilizar medicamentos sin ningún tipo de control, y mucho menos usar antibióticos de forma indiscriminada.

La importancia de la hidratación de la piel

La hidratación cutánea es uno de los parámetros más importantes en la salud de la piel, cuya función protectora es clave en el organismo.

Un cosmético hidratante adecuado debe mantener o restituir la homeostasis de la piel (la homeostasis es el estado de equilibrio del cuerpo respecto a diversas funciones y composiciones químicas de los líquidos y los tejidos), retrasar el envejecimiento cutáneo y dar soluciones a pieles problemáticas, y esto se consigue aportando lípidos de calidad, humectantes y agua.

Asimismo, advierten de algunas acciones que provocan un empeoramiento de la situación de la piel y que por tanto se deberían evitar: jabones agresivos, productos astringentes (aquellos que producen sequedad).

Aclarar el rostro con agua del grifo si ésta es muy calcárea o está altamente clorada, baños demasiado prolongados y calefacción excesiva.